Turismo,
la naturaleza y las comunidades: nuevas maneras de parcelar el territorio.
Parece que muchos profesionales interesados en el turismo
están de acuerdo que esta actividad no sólo se puede evaluar desde el punto de
vista de las empresas que preparan los planes de desplazamientos y desde la
perspectiva del turista, sino también desde el punto de vista de los habitantes
de una zona geográfica que se transforma en receptora; es decir, una visión
humanista que contempla no sólo los recursos, sino la experiencia de todos los
actores involucrados. Esta fue una conclusión muy general que le permitió a la
Jornada de Turismo y Cooperación al Desarrollo, llevada a cabo en Barcelona de
España en el año 2003, enmarcar todas las conferencias de ese importante
evento. (Valicati, 2004, p 174).
Si el turismo realmente puede contribuir al desarrollo en
general y al alivio de la pobreza, debe ser una actividad justa y socialmente
solidaria. El concepto de ambientalizar el turismo para la sostenibilidad
parece que esta en línea con las ideas de muchas de las publicaciones de la
década de los años 70, lo cual nos estaría indicando que existe un retorno,
después de 30 años, de conceptos ya trabajados en libros como : Socialisation
de la Nature de Philippe Saint Marc (1971), la Tecnología Adecuada del editor
Nicolás Jéquier (1979), The Quality of Life Concept del editor Stanley M. Greenfield (1973), La Sociedad y
el Medio Ambiente de I. Guerásimov ,et. al., (1979), Los Ocho Pecados Mortales
de la Humanidad Civilizada de Konrad Lorenz (1975), Redoing América de Edmund
K. Faltermayer (1970), El Club de Roma de Celso Furtado, et. al., (1976).
Existe una economía de los bienes inmateriales que el mundo
debe descubrir, pues la política económica presupone una metafísica. Desde una
perspectiva humanística de la satisfacción colectiva del ambiente, en su doble
aspecto : la condición de la vida, que se traduce en el ambiente social
(cultura y seguridad en un sentido amplio) y
el medio de vida, relacionado con
el ambiente físico sin contaminaciones y sin desequilibrios. Estas riquezas
comunes y solidarias son las bases del humanismo moderno. La revolución que
propone Saint Marc no es por lo tanto sólo
ambiental, sino una revolución integral que se expresaría ambientalmente como
una nueva utopía que revalorice los valores.
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